El olvido como segunda derrota.
«Jamás puede hablarse de “dos demonios”, porque el “otro demonio” es la necesidad, la igualdad, el derecho, la educación, la salud; el “otro demonio” está en las villas, está en esos chicos que no pueden estudiar, ese es el “otro demonio”»[1]
1. Sobre las reivindicaciones que naufragan (en) la memoria
Roque Dalton nos expresa con una belleza incandescente que “un revolucionario acepta todo tipo de clandestinidades, excepto la clandestinidad moral”. Consigna que debiese resultar más que un lema para quien cree que, al menos una parte de su cometido como ser humano, es asaltar (critica o prácticamente) el orden y configuración de las estructuras socio-económicas existentes. Enfrentarse a un modo de producción y distribución de la vida que nos ha llevado a un desbarranco ético tan brutal, que ya nadie se sorprende al escuchar que más de la mitad de la humanidad vive con menos de un dólar diario o que el trabajo infantil de nuestros días sobrepasa los números del esclavismo en su siglo de mayor auge.
Debemos entonces abogar por un oficio crítico que justifique su labor al explicitar la transitoriedad inherente a toda fase económico-social, transparentando su permanente movimiento, sus causas motrices (humano-históricas y no divino-eternas) y el significado de que “todo lo construido se desvanece, tarde o temprano, en el aire”. Una posición que le aconseje al hombre mantener los guantes de la historia bien puestos, para volver, una y otra vez, a levantar esa faena que nos pertenece a todos por igual. Continue reading Post ID 4302